Guadalupe Zapata
Cofundadora de Pereira, nació en 1841 en Carolina del Príncipe (Antioquia) y falleció en noviembre de 1933 en Pereira. Ella estuvo presente en la misa de refundación de la ciudad, presidida por el padre Cañarte en agosto de 1863.
De hecho también aparece en el censo poblacional realizado en 1867, el más antiguo que existe, donde figura con 28 años de edad, soltera y madre de María de Jesús. “Ella estaba asentada en un pequeño caserío antes de la fundación, se dedicaba a lavar oro cerca de la plaza de Bolívar y tenía una fonda caminera que los clientes bautizaron Las Lupes”, señala Cuervo
Como reconocimiento a su condición de fundadora, mediante la Ley 70 de 1870 le fueron tituladas 35 hectáreas en el proceso de entrega de tierras que se realizó en la naciente ciudad.
Pero cuando murió no hubo decreto de honores, como sí ocurrió con otros fundadores de Pereira y fue sepultada en la bóveda número 70 de la galería San José en el cementerio San Camilo. Sus restos permanecieron allí durante 80 años, hasta que los historiadores se volvieron a ocupar de ella y en el 2013, en la conmemoración del sesquicentenario de Pereira, fueron trasladados al mausoleo de los fundadores en la Catedral Nuestra Señora de la Pobreza.
¿POR QUÉ EL OLVIDO?
Para el investigador Alexander Cuervo, Guadalupe Zapata terminó marginada y excluida por parte de los narradores de la época por ser una mujer negra.
Y a tal punto llegaron los niveles de negación de la condición de su raza, que en el acta de defunción expedida por el despacho parroquial ni siquiera aparece como negra sino como mestiza.
“Ella es la antítesis de la narrativa del poder concentrado en los titanes, los héroes y los prohombres. El hombre blanco, antioqueño y católico es la representación del fundador que hacen todos los cronistas. El papel de la mujer es el de abnegada y sumida dedicada al hogar”, explica el investigador.
Lupe aparece como madre soltera e independiente, la cual rompe con la representación de la mujer abnegada. Incluso es considerada como libertina desde la mirada católica que alimentaban las élites de la sociedad manizaleña.
“Guadalupe bien podría representar a la mujer pereirana, pero probablemente por el hecho de ser negra terminó excluida como referente de su género. Pero ella es una especie de adalid que nos ayuda a entender como Pereira se construyó con el aporte de muchas poblaciones, en este caso la comunidad negra”, apunta el investigador.
Guadalupe, agrega, ayuda a explicar esos fenómenos de marginalidad estructural y de exclusión que pretende sacar estos sectores sociales al extremo porque no están dentro de esa categoría representacional.